miércoles, 13 de abril de 2016

El Puente

A veces pienso que, sin darnos cuenta, ponemos clases dentro del Recreativismo. Todas esas diferencias deben saldarse de una vez por todas para conseguir un objetivo común: la resurrección de nuestro equipo.

"Recreativistas de Primera" es algo que siempre he escuchado, al igual que "Recreativistas de la Fuente" cuando los éxitos levantaban a toda la ciudad en masa. Hay un término, igual de dañino, que se está forjando ahora y es el de "Recreativistas de un euro", acuñado por los últimos llenos del Nuevo Colombino. Pero no nos vayamos muy lejos, están los Recreativistas de "Goles" y los de "Tribuna", y más allá de ser un adjetivo geográfico es como que tiene alguna otra intención oculta, ya sea el gusto por las pipas o ser más animosos en la celebración dependiendo del lugar.

Todo son prejuicios. Por suerte, queramos o no, todos somos Recreativistas. Puede que alguno tenga un segundo equipo, puede que otros sean sólo del Decano, puede que algunos sean ocasionales y otros no se pierden ni una. La palabra común es Recreativistas.

Creo que en los últimos tiempos hemos roto esas fronteras. Las crisis traen consigo cosas buenas, y una de ellas es acabar con conceptos arcaicos y comprometernos con lo que queremos. No creo que le importe mucho a la gente de qué pie cojea cada uno si a cambio un Recreativo muerto ve sus gradas colapsadas de ganas de animar al equipo, de gritar al unísono el gol, de hacer la ola, de cantar junto a la grada de animación. Somos esa electroestimulación que requiere el Abuelo para darle sorbitos de aguante, más que de vida.

Pero parece que se crean otros bandos. Considero positivo localizarlos, analizarlos y que nos dejemos de prejuicios. Hay un bando que estos días está en boca de todos, son los del Trust. La querella ha llamado la atención y tras las actuaciones judiciales existe esa obligación de opinar al respecto. El problema de esto, la incomprensión del asunto, es que hablemos -o hablan- del Trust en tercera persona. Poniendo un ejemplo, es como si la Federación de Peñas y el Trust tiraran a sitios distintos. Hago una simple pregunta: ¿es que no hay peñistas que son del Trust? Cualquier persona puede serlo, puede tener voz y voto, participar en sus asambleas y ser escuchados. No entiendo esa separación cuando podemos tener una persona que sea empresaria, tener claras tendencias políticas, peñista en su respectiva peña y socio del Trust. Ningún polo se repele. No convirtamos esto en estúpidas guerras como los hutus y los tutsis en Rwanda si el objetivo es el mismo.

La diferencia entre clases de Recreativistas llega con el poder individual. Imaginad que tenemos un pueblo separado por un Puente. Abajo está la sociedad anónima, los que ocupan el plástico en el Nuevo Colombino, los que hacen cola por entradas, los que comentan todo sin tapujos en bares y redes sociales, a los que su único objetivo es disfrutar cada fin de semana de sus colores y hacer que el fútbol sea sólo fútbol y no otra cosa. Arriba del Puente hay personas concretas, más poderosas que las masas, sea por características económicas o intelectuales, sea por sangre o burocracia. Me da la sensación de que tienen otros objetivos, de que intentan solucionar los problemas dentro de su entorno y sin tener en cuenta a las masas más que en el momento crítico o populista. Es como un "no te metas en lo que hago, que ya lo estoy haciendo yo que sé de qué va esto". Seguro que podéis pensar en varios de ellos.

Es el mayor problema que puedo reconocer ahora. Pero estamos unidos por un Puente, un sitio que sabemos que si se rompe, acabará con todos. Ese Puente es el propio Real Club Recreativo de Huelva. Al Decano del fútbol español no lo vamos a salvar escribiendo columnas de opinión, sólo en asambleas con socios, siendo muchas peñas o discutiendo en los bares. Tampoco van a poder darle una vida plácida los que trabajan desde el secretismo, las instituciones que son tan cautas que parecen indolente, esas reuniones sin ningún nuevo puerto o aquellos con capacidad económica que no terminan de mostrarla. Al Recreativo de Huelva sólo le puede salvar él mismo.

Porque, como dije al principio, el punto común entre todas nuestras diferencias es la palabra "Recreativistas". Ahí se acaba abajo del puente o arriba del puente. Ahí todos estamos en el mismo saco. Si el Puente en sí, el Recreativo, nos pide algo, tiene la fuerza suficiente para mover a todo el resto. En caso de una futura campaña de salvación sólo el propio Recreativo tiene la verdadera facultad de implicarnos a todos, sea cual sea nuestro adjetivo.

Problema aparte, la pregunta definitiva: ¿quién es el Recreativo ahora? El propio club tiene su mismo Puente interno: los directivos, arriba, y los empleados abajo. Alguno, quizás por medio. Sólo si ellos se aclaran, si deciden apoyar una forma concreta de salvarse, habrá posibilidades. Tienen muchas dianas, pero el tiempo apremia y queda una bala. Lo demostraron cuando han querido llenar el Nuevo Colombino "Puede ser el último partido", y ahora lo tienen que demostrar eligiendo la que consideren mejor opción del abanico que se abrirá. Porque si ellos disparan su bala, todo el Recreativismo aceptará ese paso. 

Sólo el propio Recreativo de Huelva puede resucitarse a sí mismo. La llamada de auxilio definitiva, cuando surja, deberá ser la suya.