domingo, 5 de noviembre de 2017

Los detalles de Ángel López

Ha sido una semana difícil para el Recreativismo. El miércoles, Javi Casquero se preocupó de pegarse el último tiro él sólo en la rueda de prensa tras perder en Villanueva de la Serena y dejaba en bandeja al club el proceder a su cese. La sorpresa llegó cuando el sustituto fue Ángel López. Voy a evadirme de los dimes y diretes, del salseo y el fútbol rosa en el que otros tienen más talento que yo. Lo único que sé es que al nuevo entrenador, Ángel López, no le tembló la voz al decir que sí a la propuesta del club.

Pero si me voy a detener en una cosa. Casquero dijo en su despedida que le sorprendía la incorporación de Ángel López, pues era de sus mismos ideales, como si hubiera un cambio de careta, y que lo que se enfocaría en el terreno de juego sería lo mismo. Al menos por el partido de hoy ante el Mérida, Casquero cometió otro error con sus palabras.

Y es que Ángel López ha corregido unos detalles que eran evidentes fallos tácticos con Casquero. En cuanto a dibujo, sigue con el 4-4-2 y la alineación no demuestra sorpresas. Si vamos a analizar el fútbol desde una gama tan ambigua y como si hiciéramos alineaciones de la liga fantástica Marca o del FIFA, Ángel López y Casquero son iguales. Ahora bien, la propuesta sobre el terreno de juego ha sido muy diferente y se han pulido los errores antes mencionados.

Por ejemplo, algo que para mí era evidente desde el principio, el "boquete". Es mi forma de llamar a ese hueco inmenso que había entre defensa y ataque, sin presencia del mediocampo. Lo primero que ha hecho el nuevo míster es minimizar ese problema. Es cierto que un jugador como Djak Traoré abarca muchos metros en la medular, pero aún así no ha descolgado a Rafa de Vicente a tierra de nadie, si no que se ha mostrado más como apoyo, y el propio Djak no ha bajado al puesto de central para sacar el balón, dejando sea tarea a los centrales.

Sin balón, el hecho de tener un mediocentro más definido ha hecho que defendamos mejor. No es que precisamente el Mérida haya causado un peligro atroz a nuestra meta, pero será el paso de las jornadas el que nos dirá si se debe a un mal día del ataque aurinegro o al buen hacer defensivo del Decano. Atrás se ha apostado por la seguridad que da la experiencia de Diego Jiménez y Sergio González, mientras que Malón se asienta en la derecha y Nacho Monsalve ofrece muchas más garantías que Casado ahora mismo. No hubo cambios raros de pasar a jugar con tres atrás, de meter a Djak como falso central ni nada así. El dibujo estaba claro: 4-4-2. Y tan claro como que los extremos son interiores clásicos y hasta Lazo o Núñez han aportado en defensa, algo que antes era más difícil.

Y era difícil que Lazo (por ejemplo, como cualquier extremo de la Era Casquero) defendiera, porque estaban aislados en banda. Se les buscaba, tenían casi la obligación de hacer la jugada de su vida y acabar o rematando o buscando un pase forzado. Hoy han sido jugadores más clásicos, con más apoyo por parte de los delanteros y del mediocentro o lateral, incrementando en mucho las opciones. Casi lloro de alegría con un centro de Lazo que no llegaron a rematar Gorka ni Boris, porque... ¡teníamos dos jugadores en el área!

Y es que al juntar las líneas y jugar más arropados y con apoyos, que es algo sencillo de hacer en un 4-4-2 ya que es la táctica básica en las escuelas de formación, la que todo el mundo conoce (y esto no lo digo yo, lo dice el admirable Marcelino García Toral), permite acumular jugadores tanto detrás como delante del balón. El gol de Lazo (golazo) es una jugada que acaba con varios hombres en el área. Antes sólo llegaban uno o dos y forzados en jugadas individuales.

Es irónico y divertido, pues el gol de Iván Malón se debe a su talento individual, si bien disponía de más opciones para buscar un buen pase. Y es que yo por ejemplo no he dudado nunca de la actitud ni la aptitud de este equipo. De lo segundo casi todos están convencidos, de lo primero a veces hay dudas. Yo creo que el jugar de forma individualista perjudica la moral del jugador, minimiza su calidad (lo más normal en el fútbol es fallar, no acertar, y más en esta categoría) y a nivel físico producían un desgaste horrible. Con Casquero el equipo iba a peor semana a semana. Hoy se ha simplificado la táctica, se ha jugado con un criterio muy lógico, se ha buscado la banda, el centro o el pase largo, dependiendo del momento del partido. En definitiva, había una lectura del encuentro. Eso hace parecer que todos están más implicados, pero realmente lo que ocurre es que están jugando a lo que saben y de forma cooperativa. En una plantilla, además, que no tiene ninguna merma técnica ni de esfuerzo.

Para terminar, un detalle más y muy a favor de Ángel López: su rueda de prensa. Sabe perfectamente qué somos y cómo somos, y eso es un trabajo que tendrá su recompensa. Sabe qué decir y qué no debe decir. A Casquero lo mataron los micrófonos muchas veces (a mí no me cuentes como estaba el Recre el año pasado, ni a mí, ni a los 11.000. Ni tú, Casquero, ni Calvo. Porque aunque sea verdad que estábamos mal, el marrón nos lo comíamos nosotros, el miedo a desaparecer era nuestro, el ver a un equipo que no cobraba y no tenía ni para ducharse, era nuestro. Vosotros lleváis aquí dos días y la vergüenza os la tragáis por dentro agachando la cabeza, no diciéndole a la afición algo de lo que no tenéis ni idea). Y eso Ángel López me ha demostrado que lo controla.

Evidentemente, somos muchos aficionados y aquí cada uno lo verá a su manera, o le gustará más lo de antes. Ésta es sólo mi opinión, aunque por mi zona había unanimidad en la mejoría desde los primeros minutos. Queda refrendarlo. El fútbol es tan mutante que no sabemos qué pensar dentro de siete días, pero a día de hoy se ha creado una energía positiva que hay que sembrar y regar para hacer que este equipo sea mejor.

Bienvenido Ángel López. De momento, es un placer. ¡Seguimos!