jueves, 4 de febrero de 2016

Abanderar una nueva época

El ser humano tiene esa abnegación por tropezar en la misma piedra. Del mismo modo, es capaz de levantarse, prestar atención, mejorar y, posiblemente con el tiempo, incluso volver a tropezar con la piedra, que también será más grande. 

Podéis aplicarlo en todos los ámbitos de la vida: ideas, empresas, relaciones, gobiernos, economía. Todo parte de cuatro fases cíclicas que son: La novedad -atractiva, acaparadora, con valores-, El Crecimiento -superado por las expectativas hay que  cruzar la línea para seguir creciendo-, El Dominio -Todo parece maravilloso desde fuera, pero por dentro ya no queda ninguna de los valores iniciales, empieza a corromperse- y finalmente, La Putrefacción -superado por sí mismo, el ego, el fraude y otros conceptos negativos, la idea empieza a pudrirse-.

El fútbol, en general, se encuentra en la fase de Dominio. Los clubes de fútbol son un negocio en el que lo deportivo es sólo una excusa para generar dinero. Existen maravillosos deportistas que trascienden por su pareja, su corte de pelo o sus declaraciones. Dicen que eso es lo que "vende", pero sólo "vende" si ciertos gestores de grandes clubes -Presidentes, representantes- así lo quieren, hinchando de billetes sus bolsillos. Quedan muy lejos aquellas intenciones primarias del ahora Deporte Rey en el que lo importante, era reunir a un grupo de personas y disfrutar de un espectáculo deportivo sin más trascendencia que el resultado.

Pero algunos clubes están ya en la fase de Putrefacción. El Recreativo es uno de ellos. Todo lo que es el club parece contaminado, avocado a una liquidación financiera, a una crisis deportiva -tener catorce fichas es crisis deportiva, aunque los resultados acompañen- y al desgaste de una entidad hasta ser reducida a polvo y recuerdos. No os estoy descubriendo nada, y hay precedentes como la UD Salamanca.

Todo es cíclico, parece que el universo funciona así y todo lo que a él lo compone utiliza el mismo sistema. El fútbol ya estuvo en Putrefacción a finales de los noventa, y de ahí, surgió una nueva fase de "Novedad", las Sociedades Anónimas Deportivas. Volvió a empezar el ciclo, y lo que era un instrumento financiero para controlar las entidades deportivas acaba siendo una herramienta de fraude para inversores que casi nunca han estado ligados al fútbol. Por cada Alex Aranzabal -Presidente del Eibar- nos encontramos varios Pablo Comas, varios Lim, Pitermans, Al Ahly, Indios o gente sin nombre.  Todos aparecen para incumplir sueños prometidos e incluso siguen unos patrones, como meter en la parcela deportiva a algún conocido-amigo o ex-jugador que quiere promocionarse como entrenador.

Algunos clubes sobrevivirán, pero muchos caerán por el camino. Es difícil pensarlo, pero en Huelva estamos viviendo lo lapidario que es el descenso a 2ªB por culpa de unos ingresos necesarios no para fichar, si no para sobrevivir. Estamos haciendo que competir se parezca al Circo Romano, si te come el León de la 2ªB... estás muerto.

Ante esta tesitura, cuando el daño vaya a clubes mas mediáticos o la competición se desvirtúe lo suficiente como para que algún ente superior tome medidas, se abrirá una opción salomónica que parecerá de nuevo una Novedad. Quizás, por cantos de sirena, sea volver a tener Clubes y  no SAD, quizás, con una normativa interna que sea mas justa -o no- y quizás, sin alejar los focos de la especulación, aunque sea más controlada, pues es el maná de los inversores.

Por eso, cuando a mí me preguntan por qué soy del Trust del Recre, a parte del objetivo actual de querer salvar al club de la agonía que sufre, está el cambio más profundo. Tener esa capacidad de propiedad, de autocontrol interno, de que una opinión pese más que una rabieta en la grada o en el bar, que el deporte, vuelva a ser deporte, pasatiempo, unidad entre miembros de un mismo club y entre gente de distintos clubes luchando por lo mismo. Que sirvamos de parapeto para el fraude y que rompamos esas barreras mentales de la categoría en el fútbol como sea, porque lo importante, al final, es disfrutar cada fin de semana de nuestra pasión.

Y quién sabe, si entre todos, cuando todos los ojos estén despiertos y los oídos con ganas de escuchar, rompamos la rueda cíclica del principio. Que las crisis sean sólo deportivas y no luchas a vida o muerte, y que nadie venga a reírse de nosotros y nuestras ilusiones.