lunes, 15 de febrero de 2016

Seremos Leyenda

La complicada realidad económica del Recreativo y la mala racha deportiva da paso a un tercer protagonista como abanderado del Club: La Afición, erigiéndose cada día con más potencial en la batalla por la supervivencia del Decano.

En los momentos crueles es cuando salen a relucir los detalles más bellos. El partido ante el Jumilla deja deportivamente al Recreativo a un paso de los puestos de descenso, aunque aún queda mucha liga. Pero para mí, lo más grande ocurrido ese domingo por la mañana no fue lo que sucedió en el terreno de juego, si no alrededor de él. La afición empieza a conjurarse para remar en el mismo sentido, y la simbología marcó el encuentro: el escudo y el himno del 125 aniversario desaparecieron para dejar el que permanece en nuestras retinas y sentimos más familiar, los jugadores se hicieron una foto llena de intención con el escudo clásico... hubo comunión incluso con el CB Conquero, que lejos de querer saltar solas al campo solicitaron hacerlo de la mano de aficionados, y aficionados fueron los que le dieron un ramo de flores antes de aquel saque inicial. Traspasando fronteras, aficionados Béticos de SoloBetis se unieron a la compra de entradas que ha gestionado en gran parte RecreTrust, y en un día con mucho viento se hicieron unos kilómetros y estuvieron ofreciendo su granito de arena desde la grada, así como otras mil cuatrocientas personas que acudieron a la llamada, necesaria para seguir compitiendo, pagando al árbitro, los desplazamientos. No puede dejarse escapar el ímpetu de PorMiRecre, un grupo de personas que busca ayuda para que los jugadores tengan material médico.

Pero para mí, lo mejor fue el aplauso final al equipo a pesar de la derrota. Para muchos era un partido a vida o muerte, y caímos. Yo creo que queda mucho todavía, que el viento no ayudó y que hay un bloqueo mental en los jugadores. El propio Ceballos dramatiza sobre la situación de la plantilla, los efectivos que cuenta, los experimentos que tiene que hacer, y yo le entiendo perfectamente. Pero quizás somos nosotros los que tenemos que darle ese punto optimista a los jugadores, de que crean en ellos mismos, que el propio Ceballos lo haga.

Que el miedo se aleje como se aleja de la afición. Sabemos la realidad, pero temblar en casa y resignarse no ayuda para nada. Tampoco echarnos piedras en el tejado. Todo apoyo, sea cual sea, venga de dónde venga, sea de la forma que sea, debe ser bien recibido. No es necesario buscar más culpables de los que ya conocemos, los que no hace falta nombrar. Lo fácil sería mirar para otro lado y desear que venga alguien con dinero y... ¡Cuentos! Esto lo tenemos que levantar nosotros, y muchos nos estamos dando  cuenta ya

En la agonía, hagamos una fiesta cada partido en el Nuevo Colombino. Disfrutemos de la compañía, de las ideas, miremos los detalles, y eso nos hará grandes y eternos, seremos algo que no puede morir. Y aunque a veces nos desquiciemos por una jugada mal ejecutada, por un balón perdido, no nos queda otra que ir a tope con nuestros hombres y animarles a que lo sigan intentando. No son tan malos como marca la tabla, para nada. Sólo están bloqueados, y nuestra tarea como aficionados es desbloquearlos, que se sientan seguros.

Me encantaría que Alejandro Ceballos se repitiera hasta la muerte que tiene a los mejores jugadores del mundo a su disposición, porque ellos son los que luchan por el Decano. Me encantaría que a los canteranos se les aplaudiera el triple por el peso que llevan a sus hombros, que los veteranos con muchos kilómetros recorridos y que siguen luchando en un club en estado catastrófico como Edu Moya, Jesús Vázquez, Arthuro o Núñez se les reconociera esa garra. Que lejos del resultado, de jugadas aisladas, sientan el confort de ser ellos mismos. Todos. Porque este equipo es bueno, sólo les falta la comodidad y la intención de creérselos.

2016 va a ser un año de batallas épicas. Si tenemos que aguantar como espartanos en las Termópilas, lo debemos hacer apoyándonos siempre en el hombro del compañero: sea otro aficionado, sea un jugador, sea un empleado. Todos juntos formaremos una barrera infranqueable. 

¡Seamos positivos! ¡Saldremos de ésta! ¡Seremos Leyenda!

¡Viva el Recre, ahora más que nunca!