jueves, 14 de enero de 2016

Las cifras de Comas

Estalló la noticia tras la reunión entre Pablo Comas (y José Luis Martín) con José Antonio Cabrera, presidente de la Federación de Peñas. Los titulares son: "Comas está arruinado" y "Me voy por 1 millón para cerrar la temporada y luego 6 o 7 en cómodos plazos".

Lo normal es indignarse tras leer esto. Una persona en ruina que hace una inversión en un club y cuyo deseo es recuperarlo todo cuando ha gestionado de forma lamentable. Vayan ustedes a comprarse un coche, hagan un seguro bueno, que si el coche dice adiós al cuarto año no recuperas tu inversión nunca. Es el juego económico, en el que Comas quiere, por enésima vez, poner las reglas en modo Dios cuando no es capaz de ofrecer ninguna solución.

Cuando pasa el tiempo, la mente se enfría. Voy a obviar lo de los 6-7 millones para recuperar su inversión, aunque sea a larguísimo plazo, porque primero tendríamos que tener una documentación certificada del dinero real que ha invertido. Pero, ¿y la primera parte? Un millón para cerrar la temporada significa pagar a empleados y jugadores, ponerlos al día, así como las deudas directas que tenga el club para, al menos, seguir compitiendo. Y a cambio se va y otro asume la gestión. Es una puerta entreabierta que hace dos días estaba totalmente cerrada y se hablaba de cifras mayores para que él se fuera.

Vale, supongamos que nos ponemos manos a la obra para conseguir ese millón. No soy un erudito -ni mucho menos- en economía, pero sé que cuando tengo que adquirir algo debo analizar el riesgo que conlleva. Poner un millón -para quién sea, llámese empresa local, Trust, la unión de ambas, da igual- en un club que deportivamente va de capa caída y puede verse en tercera, y con una deuda futura que puede llegar a los veinte millones, es una locura. Vamos, una tontería enorme. Si esto no fuera el Recre, ni me lo pensaría. Pero lo es, es nuestro club, nuestra historia y nuestra oportunidad de seguir haciendo historia. Lo que tengo claro es que es lógico que las empresas se echen hacia atrás, y que los aficionados, aún haciendo donaciones, deberían de hacerlas en cantidades superiores a lo que pensáis.

No se nos puede olvidar que hay que tener por escrito las reglas del juego, y no de viva voz con Comas. Es decir, si conseguimos ese millón para entrar en la gestión del club y cerrar esta temporada, aunque Comas sea el dueño pero sin voz ni voto, sería un éxito. Ya luego nos preocuparemos de cómo quitar a Gildoy del Recreativo, y todo esto, rezando porque el club, al menos, se mantenga en 2ºB.

Después habría que asumir una gestión. Necesitamos personas, que quizás puedan nacer de la famosa Mesa de Unidad que nos tiene un poco descontentos a todos, pero gente que se eche adelante con una hoja de ruta marcada, que lideren este proyecto.

No hay nada más que pensar por el momento. Un grupo representativo con dos o tres personas, coordinados para el desgaste y una campaña para conseguir dinero. Al menos, el mínimo exigible, que es ese millón. Y que no suponga riesgo para el inversor salvo que entremos en la gestión (es decir, yo puedo dar mil euros, pero si no entramos en la gestión o fracasa la campaña, que se me devuelva íntegramente) y a cambio de algo. Las pequeñas aportaciones están bien, pero no serán suficientes salvo que seamos muchísimos. Entre las ideas, por ejemplo, al que pague una cierta cantidad (vamos a poner por ejemplo los mil euros) podría tener un carnet de socio vitalicio con el Recreativo (o fórmulas parecidas, con una tabla económica), así como empresas que por cierta cantidad, puedan tener derecho sobre la publicidad del Recreativo un largo periodo de tiempo. Vamos a pensar como economistas, porque eso atraerá el dinero: que no sea una donación al aire, al menos a partir de ciertas cantidades, si no que haya un beneficio óptimo para el que aporta la cantidad.

Es indispensable que el riesgo sea cero y exista beneficio, al menos, hasta conseguir la gestión del club. A partir de ahí, evidentemente, nos la jugamos, apoyando un proyecto de salvación que será muy duro.

Posiblemente, después de ese millón, nos hagan falta veinte mas. Pero ya sería negociable. Si el club es estable, transparente y demuestra que sus aficionados lo quieren, es bastante más fácil que se fijen en nosotros inversores, al que le tendríamos que dar mucho poder, pero no el definitivo, guardándonos siempre el derecho a veto en las juntas directivas. Con Hacienda, Seguridad Social, etc. sería cuestión de hablar con sinceridad. Y deportivamente, para el club, habrá que ser más austeros que nunca. Incluso si tenemos que arrimar el hombro para hacer cosas voluntarias por nuestro equipo, podríamos hacerlo (limpiar, servicios informáticos, etc.)

El fútbol es un deporte apasionante. Pero esto ya nos lleva al límite. Al menos, podemos intentarlo.