lunes, 9 de noviembre de 2015

Huelva Club de Fútbol

El Calvario al que se someten los aficionados Recreativistas es duro, y son más de tres las caídas que han soportado y que les queda por soportar, hasta que una de ellas sea para encontrar el agujero en el que clavar esa cruz que haga que todo pase a ser un recuerdo empañado por la tristeza.

¿Qué hemos hecho para perderte, Decano?

Y lloraremos, nos callaremos totalmente, sacaremos nuestra ira hacia no se sabe qué. Y muchos cambiarán su vida, apartarán el fútbol de su ocio. Otros se lucrarán editando colecciones sobre "Aquel primer Decano del fútbol Español" y lo mismo, con suerte, existe una plaquita protegida como Bien de Interés Cultural con una fecha cerca de la Casa Colón.

El abuelo se habrá ido.

No pasarán tres días, quizás algunos más, cuando una vez secas todas las penas, los amantes del deporte Rey reinicien sus ganas. Habrá pequeñas guerrillas, equipos de barrio que lucharán por ser el número uno de la ciudad, quizás se expanda la pasión por el Sporting, que se lo merece. Quién sabe.

O quizás se reúna un grupo de gente, de forma organizada, aquellos cuatro mil que siempre estaban en la grada y a los que les da igual la categoría, para crear un nuevo club. Y nacería el Huelva Club de Fútbol. Pienso que sería un equipo alejado del capitalismo, llevado por sus aficionados, hecho por gente de Huelva y para la gente de Huelva.

Pelearíamos, en el mejor sentido de la palabra, por ponerle un nombre. A mí me gusta Atlantis Huelva. Son cosas mías, pero lo propondría. Incluso tengo un diseño de camiseta que me gusta mucho. El Ayuntamiento nos acabaría apoyando con el Estadio Nuevo Colombino como sede y queráis o no, el apoyo de una ciudad como Huelva, aunque parezca mínimo, nos da para estar en 2ªB con ciertas facilidades. Las empresas podrían apostar por patrocinar un nuevo club que sólo es eso, una asociación de fútbol. Cambiaríamos un poco el cómo se lleva un equipo ahora. Quizás nunca esté en Primera, quizás sí, pero sería algo también bonito.

Sería como nuestro hijo.

Pero no será el abuelo resucitado a los tres días, no será el mismo. No tendrá una corona simbólica en lo alto de su escudo, no tendrá leyendas tras sus dorsales, ni será emblema de nada salvo del balón y el césped. No tendría las mismas canciones, no sabría igual cada domingo. Con el tiempo lo querríamos. Con buen trabajo, lo alzaríamos.

Esa posibilidad existe, pero no la quiero. Ojala no exista nunca. Ojala podamos comprarle unas Hawkers al abuelo, una camiseta de flores y lavarle la imagen que tiene tan roñosa.

No sé si podremos ser nosotros. No sé si será alguien de fuera. No sé si la suma de ambos.

Pero esto no puede continuar así. La cima del Monte Calvario está mas cerca.