martes, 13 de octubre de 2015

Un abrazo, Pepe

Poco se ha hablado de las carencias de José Domínguez, quizás porque los asuntos mas candentes están en otras esferas del club, o puede ser que contar lo evidente esté de mas. Pero sobre Domínguez han trascendido muchos temas complicados que siguen sin explicación.

A José Domínguez el club le quería. Desde el principio, se dijeron bastantes motivos -a cada cual mas peculiar- para justificar la contratación de un desconocido técnico portugués, más aún cuando el conjunto levantaba cabeza con el onubense Juan Manuel Pavón. Que si inversores, que si decisión de la secretaría técnica, que si se trata de un prometedor entrenador... los argumentos son muchos, pero estadísticamente lo que más gustaba de él es que siempre ganaba el primer partido que entrenaba -y lo hizo-. A partir de ahí, se fue perdiendo el carisma con la afición: cambios tardíos, equipo desdibujado, no saber remar contracorriente, y lo peor de todo, la sensación de que nadie se ha dado cuenta de a qué jugaba.

Entre tanta desdicha, aquel mágico abrazo de Jesús Vázquez con su entrenador. Digno de galería. Y la confianza renovada. Siempre hubo otro motivo que eximía la culpa del portugués: que si impagos, que si una plantilla floja... lo cierto es que cogió al equipo salvándose del descenso y al final lo descendió. Pero bueno, ¡estamos en 2ªB! ¡Somos el Recreativo de Huelva en 2ªB! Y en pretemporada se tiró de sus contactos para traer a los prometedores Mica Pinto, Ribeiro y Kikas, y cómo no, mantener en la categoría de bronce a jugadores como Antonio Domínguez, Núñez o Diego Jiménez, además de los Molina, Jesús Vázquez... a falta de delantero, el equipo nos lo vendían como equipazo, y el propio José Domínguez tenía claro que íbamos a estar arriba.

Empezamos bien con un intenso partido ante el Cádiz y una victoria en La Línea que se empañó tres días después en la Copa. Lo siguiente fue más de lo mismo, no saber a qué jugar, no saber remontar un partido, aburrir al césped... y su cabeza en peligro tras perder en Jumilla. Fue entonces cuando se repitió la historia, y se supone, que los jugadores dieron la cara por él. Y tanto que la dieron, que la magia del fútbol, el gol, en un patético partido, implosionó en un multitudinario abrazo hacia el míster. Siete días después, tras volver a perder con una imagen de conjunto fúnebre, José Domínguez se marcó un titular con la prensa: "estoy decepcionado con mis jugadores".

Como soy un aficionado, y no un analista deportivo y no cobro por esto, voy a escribir las cábalas que se hacen por los corrillos recreativistas, lo que se habla en la calle, en los bares, en las redes. Partimos de la base de que a nadie -aficionados, generalizando- le gustaba José Domínguez como entrenador. Aquellos abrazos, esa colectividad de sus jugadores con él, lo que cargaba era de presión a los jugadores. Él era el bueno y ellos los malos. Pero a la vez un desafío a los aficionados, que se aburren en la grada. Hubo un gesto, previo a la lesión de Zamora, que a mí me abrió los ojos, o al menos me hizo pensar de otra forma: ¿quién es el líder de la plantilla? Me da a mí que José Domínguez no. Su propia actitud en sala de prensa no demuestra ser muy autoritaria, si no más bien de convivencia, salvo en la última, con la soga al cuello. Mi pensamiento, posiblemente erróneo, pero es el que es, los pesos pesados del Recreativo están muy cómodos con él.

No hay mejor noticia -deportiva- que la destitución de José Domínguez. Mejor incluso que si fichamos a Messi, que con Domínguez sería peor jugador. El que venga va a tener trabajos difíciles delante: el primero, empeorar al portugués. Prácticamente imposible. Aunque juguemos un catenaccio puro y aburrido, ya habrá hecho más. Y el segundo, ganarse la confianza de los jugadores. Me preocupa en exceso ese cariño al anterior entrenador. Espero que el cariño quede para el teléfono, y que en el césped lo que se cumpla es el buen trabajo y la tensión necesaria para alcanzar resultados y una imagen decente para lo que es el Recreativo en 2ªB.

El tiempo nos hará acertar o equivocarnos, como siempre. Pero espero que con el nuevo entrenador se esté tan "a muerte" como con Domínguez, al menos desde el club y la plantilla deportiva. Los aficionados ya juzgaremos en base a lo que veamos.

Un abrazo, Pepe.